Cuando en la pasada Edición del Congreso Andaluz de Publicidad presenté mi charla titulada “el dibujo de dios”, lo hice con la intención de animar a los allí presentes para que aplicasen a su trabajo lo que, en mi opinión, es una de las necesidades más básicas de nuestro sector del Marketing, Comunicación y Publicidad, y que no es otra cosa que el método científico.
En ella hacía referencia a la idoneidad de incorporar los procesos creativos que nos enseñaron en las escuelas y universidades, en nuestro día a día, con la intención de garantizar que nuestro trabajo responda a criterios objetivos, más allá de los gustos de tal o cual director creativo.
Los que me conocen saben de sobra que insisto mucho en la diferencia que existe entre “la ingeniería y el arte”, siendo ambas parte de cualquier propuesta creativa pero que cumplen funciones muy distintas. El método científico nos ayuda a ser eficaces, es la parte de la ingeniería que hace que el puente que tendemos entre las marcas y su público no se hunda al paso de éstos. El talento creativo es la parte artística, es lo que nos diferenciará de los demás, animándonos a cruzar un puente en lugar de otro.
Hoy en día es imposible cuestionar “la aplastante verdad” de la métrica que nos ofrecen las herramientas de medición, a pesar de que el retorno siga sin llegar. Ésta fiebre por las herramientas que tiene como víctima al contenido del mensaje no es negativa per se, sino que es la ausencia de interés o “fe” en el propio valor del contenido lo que la convierte en un problema. Creo que es la primera vez que defiendo el valor de la métrica, básicamente porque mi especialidad es otra, pero creo que es muy necesario poder medir el resultado de nuestras acciones de comunicación, aunque desgraciadamente esos resultados no sean del todo creíbles si primero no se hace un buen trabajo con el contenido, o sea con la creatividad.
Con la sana intención de hacer un buen trabajo y con el deseo de establecer criterios objetivos que permitan reconocer el talento de los participantes en la VI edición de los Premios Agripina, hemos decidido crear nuevas categorías que agrupen los premios en base a su origen más creativo, técnico, estratégico, etc. Pensamos que de esta forma las agencias, anunciantes y medios podrán ubicar con mayor facilidad sus piezas en la categoría más adecuada.
De igual forma hemos definido aquellos aspectos de las propuestas que serán analizados con mayor interés por el jurado con la intención de que los participantes puedan valorar si su pieza se ajusta más a los criterios de unas u otras categorías antes de inscribirlas.
Por último, hemos creado 3 nuevos galardones fuera de inscripción en los que participarán todas las piezas inscritas en el festival, y que pretenden premiar la mejor pieza, el mejor anunciante y la mejor agencia del festival. Para ello hemos tratado de establecer criterios de valoración objetivos, de forma que en los Premios Agripina seamos los primeros en aplicarnos el discurso con el que empezaba este texto.
Así que desde aquí os invito a revisar las nuevas categorías y en especial el énfasis del jurado, porque desgraciadamente sólo puede ganar uno y queremos que sea el mejor.